ANHELADA INCERTIDUMBRE
Faltan dos semanas para el Lunes Santo y
Ánimas anuncia que este año no hará estación penitencial por las calles de
Córdoba debido a las inclemencias meteorológicas.
El Cristo del Remedio de Ánimas en su templo
“¡Cómo han cambiado los tiempos!”
exclamaban con nostalgia algunos, los más viejos del lugar, que aún recordaban
décadas atrás aquellos “cabildos de aguas” en los que prácticamente hasta el
último minuto no se decidía si una cofradía se ponía o no en la calle. Los pronósticos
del tiempo en las jornadas previas a una estación penitencial no hacían sino
acrecentar una tensión que culminaba el mismo día de la salida. Con el templo
repleto de nazarenos, acólitos, costaleros y esclavinas, todos inquietos, la
amenaza de lluvia en el horizonte suponía para las juntas de gobierno someterse
a momentos de gran responsabilidad y presión tratando de encontrar el acierto
razonado entre la prudencia exagerada ante lo incierto y la inevitable ilusión inconsciente
por ver su hermandad en la calle. Pero no sólo los cofrades en el interior de sus
templos experimentaban tal cúmulo de emociones encontradas. Más allá de la
puerta de salida, un exterior rebosante de devotos, fuerzas de orden público,
bandas y medios de comunicación vivía una mezcla de impotencia y temor ante lo
que, en definitiva, era un auténtico dilema. En resumen, un ambiente de
desasosiego pero también de esperanza contenida llevado hasta el instante
final. ¿Y qué fue de esa incertidumbre? Pues que todo empieza a quedar en un
recuerdo de tiempos pasados que el progreso y la ciencia, para bien o para mal,
nos trae.
No es que no se esperase. Lo
ocurrido en los últimos años, en que los nuevos modelos de predicción
meteorológica aciertan con un porcentaje del 99% con un margen de varias
semanas de antelación, y con probabilidad de mejorar más aún en los próximos
años, hacia prever que esta curiosa y extraña circunstancia a la vez, se iba a
producir algún día.
Pero el panorama se presenta
ciertamente desolador. La Hermandad de Ánimas anuncia este extremo y podría
sucederse una cascada de suspensiones por la misma razón. El motivo es
comprensible y lo comentaba uno de los hermanos de la cofradía de San Lorenzo:
“¿para que malgastar tiempo y dinero en algo que sabemos que no tiene
solución?” Efectivamente, la cofradía puede prescindir de gran parte de la
cera, de la flor de uno de sus pasos y de otra serie de pequeños servicios
propios de la salida procesional.
¿Pero esto significa que Ánimas
no realizará estación de penitencia el próximo Lunes Santo? No, la hermandad si
que realizará estación penitencial, pero de otro modo. Según nos relata su
Hermano Mayor, montarán los pasos, de manera tan impresionante como es
habitual. Se prescindirá de la flor en el caso del paso del Cristo, que llevará
sus tradicionales paños bordados para exornar el calvario, y también se
dispondrá a la Virgen de las Tristezas sobre su baldaquino tan
esplendorosamente como es costumbre. Esto en cuanto al montaje de los pasos,
porque la hermandad realizará un acto de culto en el interior del templo que
podrán compartir devotos y público en general con sus hermanos. A la hora
prevista para la salida se abrirán las puertas y unos minutos después, y
conseguido el recogimiento necesario, se dará inicio al rezo del Rosario. Además
los coros de la cofradía también interpretarán, como es tradicional, el
“Miserere” y el “Stabat Mater”. Los hermanos de Ánimas presentes acompañarán y
rezarán a sus titulares cumpliendo el anonimato y rigor de costumbre vistiendo
el hábito penitencial.
¿Sucesión de estaciones
penitenciales en el interior de las templos?
Como decíamos, la posibilidad de
que otras hermandades anticipen la suspensión empieza a tomar cuerpo. Y no sólo
las del Lunes Santo: las jornadas del Jueves, Viernes y Sábado Santo se enfrentan igualmente
a una predicción de lluvia asegurada. Tras consultar a hermanos mayores de
cofradías como Las Angustias, Expiración o La Conversión nos comentaban que no
tenían una postura decidida, pero barajaban la posibilidad de reunirse en cabildos
extraordinarios con objeto de abordar la situación. Uno de ellos comentaba que
“es una decisión muy difícil y descorazonadora al mismo tiempo”. En cualquier
caso, algunos ya habían notado una bajada significativa en el número de
hermanos que habían sacado su papeleta de sitio semanas atrás cuando las
predicciones no eran aún suficientemente fiables pero ya hablaban de chubascos.
Esto abre también la controversia
para los próximos años cuando los modelos de predicción posiblemente mejoren y
se pueda conocer si existen lluvias confirmadas con mayor antelación. Montar un
paso o no o hasta que punto hacerlo podría estar supeditado al pronóstico del
tiempo, pero también actos tan propios de la Cuaresma como sacar la papeleta de
sitio y los últimos ensayos de costaleros que se podrían llegar a suspender.
Incluso habría que abordar como realizar la estación de penitencia, aunque sólo
sea como acto interno: ¿estará abierta a todos los hermanos o existirá una papeleta
de sitio especial? Acontecimientos que de manera ilusionante preludian los días de la
Semana Santa, como los diferentes pregones, especialmente el organizado por la
Agrupación de Hermandades y Cofradías, pueden quedar ciertamente descafeinados.
Los libritos y programas de mano con los horarios e itinerarios perderían su
sentido y sería información obsoleta incluso antes de salir de imprenta o de
colgarse en la red. La desilusión en las bandas que saben que no van a poder
interpretar sus marchas o las retransmisiones de los diferentes medios de
comunicación, casi sin sentido y sin noticia, son circunstancias que se suman en esta
vorágine. Tal como nos comentaba un hermano de las Angustias, “el tiempo de la
reflexión y el recogimiento que es la Cuaresma, también lo es tradicionalmente
de ilusión y entusiasmo para el cofrade que se prepara para una Semana Santa
siempre fugaz. Si se pierde esta ilusión, todo lo cofrade esta tocado
seriamente”.
Sin embargo, la situación es
grabe y no solo afecta al mundo de las hermandades. El pesimismo cunde por
ejemplo en el sector turístico que prevé una enorme bajada en el número de
visitantes. Es algo que los hoteles observan claramente en el descenso del
número de reservas. “Un autentico desastre” según comentaba el director de un
céntrico hotel de la ciudad. Todo lo contrario en el caso de destinos como Huelva,
Sevilla, Jerez, Cádiz o Málaga cuyas predicciones son bastante más halagüeñas y
donde la ocupación será total. Pero el desastre no vendrá solo por la ausencia
de turistas. Efectivamente, también se espera una auténtica emigración de
cordobeses que buscarán lugares más propicios. Muchos cofrades, ávidos de pasos
y nazarenos en la calle, buscaran conocer la Semana Santa de otras ciudades o
pueblos. Otros menos aficionados tendrán una mayor justificación para dirigirse
a otros puntos turísticos o para pasar unos días en la playa. Como decía
alguno, “habrá record de cordobeses en las playas y chiringuitos malagueños
para esas fechas”. En este sentido algunos dueños y responsables de bares y
restaurantes de Córdoba comentaban que se planteaban seriamente cerrar durante
algunos días dada la situación.
La decisión de la Hermandad de
Ánimas nos ha despertado en esta Semana Santa del 2040 y nos ha puesto sobre
aviso ante una situación sin precedentes que muchos no habíamos ni imaginado ni
por supuesto evaluado. Para el sector turístico de una ciudad o región supondrá
un hecho coyuntural al que deberá adaptarse, pero la suerte será cambiante e
irá “por barrios” afectando unas veces a unos y en otras ocasiones a los otros.
Para el cofrade será distinto porque la Semana Santa es, si se nos permite la
expresión, de un solo uso y si viene con defecto de lluvias, tienes que
aceptarla y con resignación: sin esperanza, sin ilusión y por desgracia, quien
lo iba a de decir, echando de menos la incertidumbre del pasado.
Javier Capilla
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