Con la reciente reelección de la
Junta de Gobierno de la Agrupación de Cofradías, con Gómez Sanmiguel al frente,
se prevé la reforma de los estatutos del máximo organismo cofrade. Una de las
áreas más interesantes que se pretende incorporar es la que se refiere a las
nuevas cofradías y las condiciones que deberán cumplir para poder procesionar
en la Semana Santa de Córdoba. Dentro de estas condiciones, un punto que nos
llama poderosamente la atención y que hemos podido leer en prensa, es el que se
refiere al número de hermanos y nazarenos. La intención es exigir un número
mínimo para poder poner la hermandad en la calle. Resulta curioso que se ponga
el acento en la cantidad y no tanto en la calidad, que en teoría debería ser lo
realmente importante.
Sin llegar al nivel de otras
capitales, en Córdoba podemos presenciar cortejos relativamente amplios, que en
el mejor de los casos pueden rondar los 500 o 600 hermanos de hábito. Siendo
ciertamente muy vistoso, no es menos cierto que en algunos casos el orden y la
compostura dejan bastante que desear.
Por el contrario, también hay
cofradías con un número bastante corto en efectivos que dan una auténtica
lección de rigor y orden en las calles. Dos ejemplos muy claros: por un lado La
Soledad, que raramente ha superado la simbólica cifra de 100 nazarenos; y por
otro, la joven cofradía Universitaria, cuyo cortejo completo, sumando
nazarenos, tunos, acólitos y miembros varios del clero, apenas alcanza los 60 hermanos.
Sin embargo, da gusto ver ambas cofradías ya que el conjunto de todos sus miembros
dan testimonio real de cómo se debe hacer estación de penitencia, lo que además
se traslada al público que los ve, cosa que otras cofradías que las triplican o
quintuplican en número no consiguen ni de lejos y que al contrario, consiguen
el efecto de ser ignoradas y no respetadas por el público.
¿Es sólo una cuestión numérica o
habría que poner el foco en los fines que supone poner una hermandad en la
calle, es decir, dar testimonio de fe y llevar a cabo una auténtica catequesis
plástica? Por cierto, que aunque es más difícil, tampoco está reñido un cortejo
amplio con estos objetivos y en este apartado un buen ejemplo podría ser la
hermandad de La Sentencia: en un número que ya alcanza 500 nazarenos, con mucha
gente joven además de ser hermandad con música, sin embargo dan buenas muestras
de su buen hacer incluso al suspenderse su salida procesional como se pudo comprobar
el pasado Lunes Santo.
Así que, esperemos que la
Agrupación redefina sus criterios y los dirija más hacia la calidad penitencial
y no tanto a los números, que por cierto también brillan por su ausencia, ya
que las cifras oficiales de nazarenos llevan años sin hacerse públicas. No
menos importante es que esos criterios sean extensivos no sólo a las nuevas
cofradías sino también a las ya agrupadas. Si no ocurrirá que Agrupaciones
Parroquiales como el Traslado al Sepulcro o con estatutos recién aprobados como
Presentación al Pueblo, como más o menos cortejo, den mucha mejor imagen desde
el punto de vista cofrade que hermandades de pleno derecho y agrupadas desde
hace décadas y con varios cientos de nazarenos durante los días de Semana
Santa.
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